jueves, 8 de noviembre de 2012

Conduciendo los sueños

Otra noche más vuelve a ocurrir: ahí estas tú, recoges las llaves, abres la puerta de casa y pulsas el botón -1 del ascensor. 6, 5, 4, 3… vas viendo pasar los pisos con nerviosismo, cada segundo te parece una eternidad y solo tú sabes el porqué.



Llega el -1, tus puños sudorosos se aprietan, por fin la puerta se abre, pum pum, pum pum, pum pum… Tu corazón empieza a latir a 7000 revoluciones por minuto, abres la última puerta que te separa de él, el último obstáculo y sales decidido a buscarlo.

Ahí esta…suspiras como si fuera la primera vez que lo ves y te quedas parado, mudo,  contemplas sus curvas, cada centímetro suyo te parece una maravilla. Poco a poco te vas acercando a él, y tu corazón sigue aumentando su ritmo, 9000 rpm ya.
Recorres toda su silueta con tus dedos, pasando por el techo suavemente; el metal está frío, pero curiosamente a tí te resulta cálido. Tiene algo que hace que te estremezcas cada vez que lo ves.



Tu mano se posa sobre el mango y abres la puerta, inspiras todo el aire que puedes, ese olor te relaja…, espiras, y te dispones a sentarte en esos asientos que a todo el mundo le parecen inservibles, estrechos e incómodos; pero tú allí te sientes como en el sofá de casa.
Cierras la puerta e introduces la llave, empiezas a girarla; solo un segundo más y… grrrrrr!!! La aguja se desplaza hasta las 2500rpm y un sonido celestial mana del motor recorriendo todo el garaje: se acaba de despertar una bestia, ese sonido hace que sientas un escalofrío y se te eriza hasta el último pelo del cuerpo.  


Sales del garaje lentamente y te esfuerzas en calentar toda la mecánica realizando pequeñas aceleraciones en vacío sobre 2500 y 3000 vueltas mientras te diriges inconscientemente hacia a tu lugar preferido…


Entonces te das cuenta de que todo está listo, todo está en su sitio; aprietas fuerte las manos como si tuvieras miedo de que el volante se fuera a escapar. Tú mismo formulas la cuenta atrás 3,2,1… y zás… pedal a fondo. De nuevo vuelve a brotar ese sonido metálico que te revuelve por dentro, apuras hasta el corte la primera marcha y realizas un cambio rapidísimo: segunda. Esta vez no es diferente y la aguja se desplaza hasta la zona roja del tacómetro sin inmutarse, ta ta ta tatatata… , embragas y engranas la tercera mientras sigues acelerando a fondo. Estás seguro de que se te oye a varios kilómetros a la redonda.


La primera curva te pilla un poco desprevenido, los neumáticos están fríos y ese sonido te tenía despistado mientras te acercabas sin contemplaciones hacia esa curva de izquierdas. Frenas, y te tiras hacia ella bloqueando ligeramente la rueda delantera izquierda; tus pies se mueven a una velocidad de vértigo y realizan casi solos el punta tacón que tanto tiempo llevas practicando, dejando un bonito sonido a tu estela que te hace sonreír.
Pero la curva esta ahí, vas pasado y entras como puedes, la parte trasera te intenta adelantar deslizándose ligeramente. Tocas el apex de la curva y tus manos y tus pies se coordinan realizando un contravolante perfecto a la vez que abres gas.
¡Acabo de tomar la mejor curva de mi vida!, piensas mientras observas por el retrovisor las marcas de neumáticos sobre el asfalto…

Rápidamente te acercas a la siguiente curva, esta vez de derechas, pero ahora está todo controlado, incluso te permites un lujo: estiras del freno de mano mientras diriges el volante hacia el interior de la curva, contravolanteas y abres gas, toda la potencia del motor ayuda a mantener la cruzada hasta redondear por completo la curva.



De nuevo miras por el retrovisor, la carretera está llena de humo y huele a goma quemada; te late el corazón a 1000 y te notas sudado.

Te despiertas, a sido solo un sueño; otra vez un sueño… un maldito sueño. Pero esta vez te juras que no volverá a pasar, estás dispuesto a cumplirlo.

Cada uno tiene un sueño, tú decides, cúmplelo. ¿Cuál es el tuyo?

Sr.Slider: S2000




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