martes, 4 de diciembre de 2012

Japón, el súmmun de la deportividad.

En cuanto a la época dorada del motor, puede haber diversas opiniones y cada uno tiene la suya (todo es cuestión de gustos). Hay quienes piensan que esta época son los 50, otros los 60; incluso hay gente que piensa que es la actualidad (a mi personalmente no me gustan las lavadoras, ya me iréis conociendo).

Yo me quedo con los años 80 y con los 90, pero sobre todo con los años 80 y 90 japoneses (llamadme talijapo si queréis). Pero es que los años 90 fueron sin duda el súmmum de la deportividad japonesa, no solo porque fueran rápidos, sino porque son coches que han marcado a una generación, han creado un fenómeno fan a lo largo de todo el mundo y han propiciado la creación de una cultura y forma de vida propias. Es muy difícil resistirse a sus encantos y es que enamoran, en algunos casos se puede llegar a hablar de arte sin pillarse los dedos.

 Los coches japoneses de esa época me parecen una mezcla perfecta entre las maravillas de antaño y la tecnología actual, sin abusos, todo en su medida perfecta: efectividad, velocidad, seguridad, electrónica…

Esta fusión perfecta tiene su secreto en mantener las sensaciones y el peso contenido de los coches antiguos, junto con las mejoras tecnológicas que aparecieron. Mejora de los materiales de construcción, de las suspensiones y frenos, del paso por curva, motores más potentes, y una fiabilidad sorprendente.

Una de las cosas que hace que esta época sea aun más especial e interesante es la facilidad que daban los fabricantes para potenciar sus motores, que venían “capados” de serie, pudiendo sacar de ellos sin “demasiados” costes la potencia que realmente eran capaces de dar, todo debido al limite que existía por parte del gobierno japonés de que  tuvieran un máximo de 280cv de serie, además esta situación favorecio la creación de muchas marcas fabricantes de piezas aftermarket y de preparadores especializados.

Y cómo no va a ser la época dorada con estas marcas míticas y esos modelos con los que todos hemos soñado todos durante años.
 
Porque si te dicen que pienses en los mejores tracciones delanteras del mundo, sin ninguna duda que entre ellos aparecerán los ya más que conocidos Civics en sus mejores generaciones: EF, EG y EK. Seguro que también consta el considerado como mejor del mundo hablando de este tipo de tracción: el Honda Integra y puede que también nombres ya de sobras conocidos como los Sunny Gti o el Swift gti; esas pequeñas pelotillas atómicas que son capaces de poner en apuros a más de un gigante. 


Por otra parte si te piden opinión de los mejores tracciones integrales del mundo pensarás inevitablemente en todas las generaciones del Mitsubishi Evolution, en las de Subaru Impreza (estos dos míticos de los rallyes), en los Mitsubishi Eclipse Gsx turbo, en los Toyota Celica y en los siempre avanzados tecnológicamente GT-R.


Hablando de motores centrales, no pueden faltar en ninguna lista ni el Toyota mr2, ni el Honda Nsx (estandarte de la marca) y en cuya creación estuvo involucrado Ayrton Senna, y que con razón, es el orgullo de Honda.
Había biplazas exclusivamente dedicados al disfrute y a la conducción espirituosa, como el s2000 y los mx5; que además son descapotables y divertidos a rabiar.


 Si hablamos de coches para hacer drift tenemos los Nissan Silvia, s15, s14 y s13, también tenemos otros pepinillos con todo un fenómeno fanático detrás, como los ae86 cuya fama deriva de la serie Inicial D (muy recomendable) y de Keiichi Tsuchiya el Drift King (este se merece una entrada para el solo…).

En cuanto a motores rotativos en Japón está Mazda con su Rx7 tanto el modelo FD como el FC.
No se nos pueden olvidar tampoco los turbos increíbles, como el Toyota Supra, el Mitsubishi 3000gt Vr4, Nissan 300zx…


Y para ayudar a mejorar toda esta lista de coches increíbles (época dorada de la deportividad desde mi punto de vista), están las carreteras japonesas, las autovías como la Wagan o los innumerables pasos de montaña que existen (tougues) que formaban un caldo de cultivo ideal para que se desarrollara ese magnífico gusto y la cultura japonesa por el automóvil.


No me podía marchar sin dejaros este video, que define perfectamente de lo que hemos hablado, se titula: We write the streets 




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